miércoles, 7 de abril de 2010

LOS GESTOS Y LOS HECHOS

Que José Antonio Griñán no es Manuel Chaves es un hecho. Que su perfil es más profesional, más técnico, también lo es. Que su pulso con Luis Pizarro y otros “intelectuales” del aparato socialista, aparentemente decantado a su favor, es lo menos malo que podía haber pasado a los andaluces hasta que los comicios de 2012 puedan traer otro escenario político a Andalucía también parece un hecho.

Su experiencia anterior a la presidencia de la Junta le ha aportado un nada desdeñable conocimiento y cercanía a los problemas económicos y empresariales de Andalucía, lo que no es malo en absoluto. De hecho, las decisiones tomadas en lo concerniente a la reestructuración del Gobierno Andaluz, con la reducción de consejerías, que lleva aparejada la eliminación de 20 altos cargos que se suman a los 17 que ya se recortaron en la primera remodelación, apuntan en un sentido positivo, en esa necesaria línea de adelgazamiento de la administración andaluza que UPyD lleva defendiendo desde su nacimiento.

Ahora bien, estamos obligados a dudar si estas últimas decisiones están más en el terreno de los gestos que de los hechos, y es que no debemos olvidar que nos encontramos ante el partido del maquillaje, de la apariencia, de la representación.

En Andalucía, la tarea de racionalización de lo público es tan grande, la asignatura pendiente tan antigua, la necesidad tan apremiante, que el reto adquiere tintes épicos. Desde luego hace falta mucho más que gestos para lograrlo.

En breve, cuando se apruebe la proposición no de ley del PSOE-A que propone la "racionalización de las estructuras y el funcionamiento" de los entes autónomos, tendremos ocasión de conocer que planes concretos tiene la Junta para sus 172 empresas públicas, esas que contratan a 21.310 empleados, la mayor parte a dedo, esas que mantenían en 2.008 una deuda de 136 millones de €, pese a haber recibido fondos de la Junta por valor de 3.835 millones de € sólo en ese ejercicio.

Más complicado será conocer el futuro de las Fundaciones Públicas auspiciadas por la Junta, en cuyo número no se ponen de acuerdo la propia Junta y la Cámara de Cuentas -que reconoce 21 aunque la Junta sólo considere en sus presupuestos a 2 de ellas-, y que en conjunto recibieron 477 millones de € en 2008 y mantienen 4.670 personas contratadas.

Lo que sí parece obvio es que hay lugares de sobra, subdelegaciones del gobierno aparte, para ofrecer soluciones laborales a los 37 altos cargos “sacrificados” y a los que puedan resultar de futuras operaciones estéticas. Lo cierto es que muchos trabajadores de IDEA, DAP, EPSA, EGMASA, GIASA…, están a la espera de correr puesto, y es que hay que hacer hueco por arriba, para que entren los que tienen que entrar, sacrificando a los niveles inferiores, esos que ejecutan los trabajos, por la cuenta que les trae, y al menos permiten la escasa producción de las entidades públicas.

El hecho es que a Griñán le van a hacer falta mucho más que gestos para hacer lo que hay que hacer, empezando por la voluntad de hacerlo, que necesariamente tenemos que poner en duda. Y es que al PSOE andaluz le falta algo tan simple como la libertad: un partido que ha tenido como estrategia durante décadas la de crear una red de estómagos agradecidos, cuyo único modelo de futuro para Andalucía ha sido el derivado de generar una sociedad civil dormida, cautiva, presa de subvenciones, el ficticio maná del impulso público a la economía, ahora cuando no es posible posponer la toma de medidas efectivas, no efectistas, se ve maniatado.

El varapalo sufrido por el reciente auto del Tribunal Supremo que declara nulo de pleno derecho el decreto de la Junta de Andalucía de 1998 que permitía a la empresa pública EGMASA definir sus cometidos y privatizar determinadas labores que podían ser realizadas por funcionarios, por mucho que desde el gobierno andaluz se pretenda minimizar su importancia, va a ayudar a la toma de decisiones en el sentido correcto, pero no será suficiente para vencer la inercia del mastodóntico sistema articulado por el socialismo andaluz.

UPyD debe estar siempre al lado de la defensa de los andaluces, apoyando y aplaudiendo las medidas correctas, las tome quien las tome, vengan de donde vengan, pero esperar del PSOE a estas alturas hechos en vez de gestos, sería muestra de una ingenuidad impropia de un partido serio que goza de la creciente e imparable confianza de los ciudadanos.