sábado, 28 de abril de 2012

UN PAÍS LLAMADO TITANIC

Hay 5.639.500 personas sin empleo y 1.728.400 familias con todos sus miembros en paro. Muchas razones para el descontento social, pero parece que todavía no somos enteramente conscientes de la gravedad de la situación. La situación es dramática, aunque lo realmente alarmante es la actitud de los partidos políticos.

El Gobierno ha renunciado a hacer política. Se ha convertido en una mera correa de transmisión del mandato alemán y los manidos mercados. No es sólo un problema de comunicación como sus aplaudidores mediáticos intentan mostrar, que también. Es sobre todo un problema de discurso, de relato, de intención, espero que no de principios. El complejo consustancial del PP empieza a ser no un problema para ellos sino para todos. De ninguna otra forma se explica el silencio de Arenas ante el escenario de subdesarrollo que está dibujando la izquierda andaluza, ese acuerdo entre cleptócratas e iluminados; de ninguna otra forma se justifica la asunción por parte del Gobierno de la agenda de Eguiguren en la lucha contra ETA (lo de "lucha" por decir algo); de ninguna otra forma se explica su incapacidad para explicar a la sociedad la verdadera naturaleza del problema y ofrecer al resto de fuerzas políticas un gran pacto de Estado para salir de la situación. Incluso las medidas más impopulares pueden explicarse desde la transparencia. Desde la mala conciencia o la protección de sus intereses partidistas, todas las medidas parecen desesperadas, improvisadas. No quedan suficientes clavos ardiendo a los que éste gobierno pueda seguir agarrándose, no quedan más mentiras que contar. Los dos aciagos días de Acebes ya son anécdota frente a los más de 100 de Mariano. Como el capitán y los armadores del Titanic, están más preocupados de que no trascienda lo preocupados que están que de tomar las decisiones que deben tomar.

En esta situación, en la que el náufrago es el país entero, el PSOE quiere ver sólo al gobierno braceando en soledad, y con su habitual mezquindad partidista, con su ignominiosa insensatez, en vez de echar un cabo ha decidido incendiar la calle, aprovechar las circunstancias en beneficio propio. Como esas damas de primera clase del Titanic, que unos minutos antes del hundimiento seguían haciendo cola en la caja fuerte para recuperar sus joyas, siguen pensando en el rédito partidista, en el cuanto peor, mejor.

De la paleoizquierda de IU no podemos esperar otra cosa que lo que hacen: siguen en sus consignas, en sus revoluciones, en su ensoñación en nubes de humo de hachís. Ojalá las camisetas del Che, los lemas, la lucha de clases, las alegorías a los desheredados de la tierra sirvieran para algo más que para despertar las conciencias de veinteañeros bienintencionados y las lágrimas de abuelos nostálgicos, pero desgraciadamente no nos van a salvar. Como la orquesta del Titanic, siguen a lo suyo y seguirán hasta el final.

Los nacionalistas sí están centrados y tienen claro que a veces sólo es necesario esperar. En esta historia son los tiburones que rondan alrededor de la nave en la seguridad de que un bocado acabarán llevándose a la boca. Siempre les ha ido bien la paciencia frente la debilidad del Estado. Esta vez alguno incluso sueña con que los destrozos sean tan grandes que puedan llevar la situación a sus espurios intereses (ya están rotulando sus pancartas para las algaradas venideras “solos nos iría mejor”).

A los sindicatos y empresarios no les doy ningún papel. No representan a nadie más que a ellos mismos y por sus intereses están velando. No tienen el mandato de los votantes y se pueden permitir ese lujo. No seré yo el que le dé carta de naturaleza a unas asociaciones parásitas del sistema e incapaces de autofinanciarse con las cuotas de sus representados.

Desde UPyD sólo podemos gritar todo lo alto que nos dejan que hace falta sentido común, pensar en generaciones y no en elecciones, estar a la altura de lo que se espera de los representantes políticos de todos los españoles. Llevamos cuatro años y medio tomando por la solapa a PP y PSOE, siendo su mala conciencia, su pepito grillo, los demagogos que anuncian varios años antes lo que pasa, lo que va a pasar y lo que deben hacer.

Ya hemos dicho por activa y por pasiva que tenemos una crisis política de primera magnitud, de la que nuestro problema económico sólo es consecuencia. Ya hemos explicado que la solución es la reforma del Estado, la revisión de las duplicidades e ineficiencias, la erradicación de unas estructuras administrativas nacidas al servicio de los partidos y no de los ciudadanos. No nos alegra saber que lo que con nuestro tirar de solapas no hemos conseguido, lo conseguirá la realidad cogiendo por el cuello a ambos inconscientes. Llegaremos a la reforma estructural porque no queda otra, será por las malas: habrá gritos, calle, incendios, barricadas, heridos, pelotas de goma, contenedores, lágrimas y espero que nada más… Y UPyD seguirá ahí, diciendo lo que tiene que decir, intentando cambiar por agua la gasolina del PSOE, explicando y haciendo pedagogía como venimos haciendo desde el 29 de septiembre de 2007. Estamos alertando a todos y señalando dónde están los botes salvavidas. No queremos ni sabemos hacer otra cosa.

domingo, 1 de abril de 2012

ELECCIONES ANDALUZAS Y PEDAGOGÍA

Pasada una semana de las elecciones andaluzas, cuando el ardor electoral se ha atemperado, quizá es momento de reflexionar sobre los resultados con una cierta distancia.

El PSOE ha perdido 67.000 votos con respecto a lo obtenido en noviembre y 655.000 con respecto a las autonómicas de 2.008, mientras que el PP ha perdido 414.884 y ganado 243.000 respectivamente. Por otra parte IU ha ganado 78.000 votos con respecto a lo obtenido en noviembre, el mismo número que ha perdido UPyD, aunque con respecto a 2008, IU ha ganado 120.000 votos y UPyD 101.000. En su casa se han quedado 652.000 andaluces más que en 2008 y 518.000 más que en noviembre. Los votos en blanco y nulos han sido 19.000 menos que en 2008 y 41.000 menos que en 2011. En definitiva, con un 25% de los votos de IU, UPyD ha obtenido 0 representantes frente a los 12 de esta coalición. Con una ley electoral justa habrían sido 4 los representantes obtenidos.

Lo primero que necesito decir es que me indigna y me aburre el análisis simplista que inunda periódicos y tertulias, radiofónicas, televisivas, de barras de bar y de redes sociales, que viene a concluir que el resultado es fruto del voto cautivo, el PER y la mentalidad subsidiada del andaluz. Ya está bien de repetir este mantra, algo que el PP lleva haciendo 20 años y cuyos resultados saltan a la vista: y es que además de perpetuar un distanciamiento de la sociedad andaluza, herida en su orgullo con este tipo de aseveraciones, es una distracción que no hace otra cosa que desviar la atención del problema real: la mentalidad cautiva, no necesariamente clientelar.

Claro que en Andalucía existe un peso enorme del sector público, del que más de una cuarta parte del electorado vive directamente, cierto que las subvenciones mantienen buena parte del mundo rural, como en el resto de España, y cierto que el convencimiento de que Papá Estado está obligado a mantenernos y el esfuerzo individual no es un valor en alza, son realidades incontestables, pero reducir a ello la explicación de lo sucedido es un simplismo que no nos deberíamos permitir.

Que las medidas tomadas por Rajoy han pasado factura a Arenas es obvio, aunque casi tanto como las engañosas encuestas que han dado una falsa confianza a su electorado, que los efectos de la corrupción socialista han sido mínimos en una sociedad ya inmunizada y desgraciadamente en su parte proporcional tan moralmente corrupta como sus dirigentes, y que IU ha sido la válvula de escape de ese descontento de la izquierda, también es evidente.


Pero, ¿qué le ha pasado a UPyD? Pues lo que tenía que pasar: en UPyD somos tan insensatos como para decir y hacer cosas tan necesarias como revolucionarias y ello requiere una permanente labor de pedagogía que intentamos hacer compatible con la precampaña y campaña electoral, lo que comporta una enorme dificultad. Pedir el voto suele ser cosa de publicistas, de mensajes cortos, sencillos y fácilmente digeribles, y el mensaje de UPyD necesita explicación, una explicación que mucha gente no está dispuesta a escuchar y sobre todo una explicación que necesita canales que tenemos prácticamente cerrados. Hay un dato incuestionable y rotundo: en el cociente “número de votos / número de minutos en televisión”, UPyD ha arrasado.

Tampoco debemos quitarle peso a la influencia de la sinceridad: UPyD ha dicho sin tapujos que el sector público andaluz está sobredimensionado y es inviable, y no hemos mentido garantizado el mantenimiento de esos casi 30.000 puestos de trabajo, como sí han hecho otros. Una parte importante de esos 200.000 votos inducidos (empleados y familiares directos), tendrán que ver como en estos años buena parte de esos puestos de trabajo que no se pueden mantener se perderán, y ninguna IU, ningún PSOE, podrán evitar esa sangría, digan lo que digan ahora.

Por último su importancia ha vuelto a tener la farsa del voto útil. Muchos votantes que se creen de izquierdas pero entendían la necesidad de echar al cleptopesoe han pensado que estaban obligados a votar al PP aunque fuera con las dudas del infiel o del monaguillo onanista y otros que evitar la entrada de la derecha, pues para algunos cofrades de la izquierda ésta tiene cuernos y rabo, les obligaba a votar al PSOE o a IU aunque fuera con guantes de látex, pinzas en la nariz y autoengaño freudiano. Lo del voto útil da para una tesis: desde una perspectiva numérica, por ejemplo, si 17.000 votos del PP en Córdoba hubieran ido a UPyD éste habría conseguido un parlamentario que habría perdido IU y el PP habría conservado sus 5, si esto se hubiera repetido en otras provincias el resultado final habría sido muy diferente y desde una perspectiva conceptual, ya nos dirán lo útil que deben sentir su voto los que votaron al PP pensando en que no subiría impuestos, instaría a la ilegalización de BILDU o sería implacable contra el fraude fiscal… Muy útil parece que no ha sido.

En resumen, aunque cada uno de los ciudadanos se esté planteando permanentemente las cuestiones que hicieron nacer a UPyD, aunque en familia y cafés de oficina, se den a sí mismos las razones que UPyD esgrime, la inmensa mayoría no llega a enterarse de lo que este partido propone, salvo que casualmente se tropiecen con un reparto callejero o tengan la osadía de acudir a un acto público que posiblemente ni se enterarán que se celebra porque no se anuncia más que en internet o en repartos callejeros de pasquines, como en los viejos tiempos de la democracia, en los que los impagables voluntarios de UPyD se vuelcan con toda su ilusión.

Por ello, porque la base de la proposición de UPyD consiste en exponer que tenemos que defender ideas frente a ideologías, en explicar que estas últimas no resuelven más problemas que los que crean, en romper con esa falsa creencia de que la defensa de los intereses propios se hace mejor desde Sevilla que desde Madrid, en decir que los sentimientos regionalistas no tienen nada que ver con la política racional, y porque nos obsesiona devolver al ciudadano su conciencia de libertad, de responsabilidad, su autoestima, exigirle la reflexión, el criterio y el libre albedrío, y sobre todo porque todos estos conceptos no caben en un eslogan y necesitan cierta pedagogía, nuestra empresa es magnífica, y como toda gran empresa tiene dificultades.

La base ya es muy sólida, las raíces están bien hundidas y el crecimiento es irreversible. La empresa tiene asegurado su éxito porque la mecha se ha encendido y la explosión magenta es inevitable, pero la pedagogía democrática sigue siendo imprescindible, y necesita docentes y pizarras. Los primeros son todos y cada uno de los simpatizantes, afiliados y representantes públicos de UPyD, todos los que entienden la importancia de lo que nos queda por hacer, todos los que se sienten concernidos por este compromiso ciudadano, ni mucho menos partidista. Las pizarras deben ser los plenos de los ayuntamientos donde estamos, los espacios que seguiremos demandando en los medios de comunicación, las redes sociales, los centros de trabajo y sobre todo las calles, donde UPyD debe seguir interactuando con la gente. En las próximas autonómicas en 2016 volveremos a no estar en el debate televisado, volveremos a tener un Canal Sur que ignorará el mandato judicial y que nos evitará por todos los medios, volveremos a tener pocos recursos económicos, volveremos a tener poco lugar en una prensa en la que no contrataremos espacios publicitarios y en unas cadenas de radio en las que no se oirán nuestra cuñas comerciales, pero seguiremos teniendo la convicción de que nuestra presencia es necesaria y seguirá existiendo la necesidad de que alguien en el parlamento andaluz actúe anteponiendo los intereses de los ciudadanos a los de su partido. Eso no lo podrán cambiar.

Haremos pedagogía y política durante cuatro años. El tándem bipartidista bien hará en preocuparse, aunque mejor haría en comportarse y hacernos innecesarios.