viernes, 28 de noviembre de 2014

EL PUEBLO ENFERMO. Cuento para niños o españoles de cualquier edad.

Érase una vez un hermoso pueblo entre las montañas y el mar. Era un pueblo muy rico, la naturaleza había sido muy generosa, le había regalado un excelente clima, un suelo fértil y grandes recursos naturales. Solo tenía un problema, sus habitantes tenían muy mala salud. Siempre había sido así, hasta donde la memoria de los más viejos alcanzaba, esta situación se remontaba al inicio de los tiempos.



En el pueblo había varios doctores en medicina, pero eran dos, don Ernesto y don Honorato, los que contaban con la confianza de la mayoría de los pacientes. Ambos eran médicos veteranos, tenían sus consultas en la calle principal y no escatimaban en atractivos carteles y señuelos para que la gente entrara a la suya. Regalaban caramelos a los niños y hacían obsequios a sus padres, sabían agasajar a su enferma clientela. El hecho cierto de que no conseguieran dar con la cura a los males de sus vecinos no parecía hacer mella en la fe ciega que éstos tenían depositada en ellos.

Don Honorato solía recetar unas pastillas azules que el mismo fabricaba. Don Ernesto hacia lo propio, pero sus pastillas eran rojas. Resultaba curioso ver a los vecinos en la plaza discutiendo sobre cuál de las dos pastillas era mejor mientras tosían y se retorcían de dolor.

Don Honorato y don Ernesto mantenían a los ojos de sus vecinos una pésima relación. Contaban los mayores que venía de familia. Sus padres, cuando ellos eran niños, habían tenido una gran pelea en la que el de don Ernesto había salido muy mal parado. Aunque ellos no habían tenido nada que ver, muchos en el pueblo seguían recordándoles el episodio y no perdían ocasión para azuzarles. Verlos discutir se había convertido en una afición para mucha gente en el pueblo. El espectáculo de los dos médicos enzarzados en continuas disputas era un entretenimiento que de alguna forma les aliviaba y hacía olvidar sus males. A nadie escapaba que ambos tenían que luchar por su clientela, a fin de cuentas los dos se jugaban sus garbanzos. Habían gastado mucho en esas lustrosas placas doradas de las puertas, en espaciosos y luminosos locales en la mejor calle del pueblo, habían contratado a demasiadas y buenas enfermeras, y ambos habían tenido muchísimos hijos vagos y lerdos, por lo que no sólo tenían que luchar por su supervivencia sino por mantener a todos los que de ellos dependían.

La gente del pueblo tenía muy mala salud pero lo cierto es que a ellos poco les preocupaba. Mientras siguieran comprándoles sus pastillas rojas y azules les iba bien. Poco importaba que tosieran, sufrieran y los dolores no les dejaran vivir si siempre acababan entrando a por pastillas.

Algunas noches, cuando ambos cerraban sus negocios y se encontraban en la calle en la oscuridad, lejos de las miradas de los vecinos, solían hablar mientras caminaban hacia sus mansiones. En estos momentos no necesitan disimular. Había entre ellos cierta complicidad, incluso se tuteaban.

- ¿Qué tal, Honorato, como ha ido el día?
- No me puedo quejar, Ernesto, aunque veo que tú tampoco. Menuda cola has tenido toda la tarde en la puerta.
- Ja, ja, ja. Pues si, no ha sido mala la tarde. Por cierto, ¿entramos un momento en el bar de Blas a tomar un vino? Quiero comentarte una cosa.
- ¿En lo de Blas? ¿Quieres que nos vea todo el mundo? No pienso dejarme ver con un matasanos vendedor de pastillas rojas delante de todos. Uno tiene principios y una imagen que  conservar...
- Déjate de tonterías, Honorato, además, si eso es lo que te preocupas no temas, entraremos por la puerta de atrás. Blas tiene un pequeño reservado donde podemos estar solos. Ese viejo sabe ser discreto.
- Bien importante será lo que tienes que decirme. No me fío un pelo.

Golpearon la puerta de la cocina, y Blas, tras ojear la mirilla les abrió. Sin abrir la boca les hizo pasar a una pequeña sala.

- Ustedes dirán, doctores.
- Tráenos un vino y algo de picar, Blas, y cierra la puerta, por favor.

Cuando se hubo ido, Don Honorato, algo más tranquilo espetó a Don Ernesto:

- Me tienes intrigado, suelta.
- Honorato, se oyen rumores que me tienen muy preocupado. Sabes que el loco de Arturo, el eremita de la cueva del barrio alto, lleva años diciendo que la enfermedad que sufre la gente la provoca el agua del río. Hasta aquí nada nuevo, pero ahora dice que el pueblo esta maldito y parece que cada vez hay más gente que le hace oídos. Esta consiguiendo que un buen número de personas del barrio alto se reúnan a la puerta de la cueva todas las tardes. Les dice que la solución a sus males es no mezclarse con los que viven al otro lado del río, huir del pueblo e irse a buscar otro lugar donde vivir.
- ¿Pues sabes que te digo? Que me importa bien poco. De ese barrio hace mucho tiempo que apenas tengo pacientes. Si dependiera de las pastillas que les vendo ya habría tenido que cerrar. Allí siempre han sido muy suyos. Siempre han preferido los conjuros del viejo. ¡Qué les vayan dando! Claro, que entiendo que tú si estés preocupado... Varias calles de ese barrio siempre han ido a por tus inútiles pastillas rojas. ¿Eso era todo?
- Ya veo que no podré contar contigo.., pero no, no era todo. ¿Sabes que el hijo de la vieja bruja, la chamana, el que se perdió en el bosque ha aparecido?
- Si, algo he oído.
- Muchos pacientes me han dicho que se ha subido a una piedra, y se ha puesto a pregonar las bondades de las hierbas de su madre. Mucha gente se está viendo atraída por sus encantos, incluso algunos de los que estaban en mi consulta han decidido dejar de esperar y se han marchado a por las hierbas.

Don Honorato frunció el ceño, pero no pudo evitar dejar escapar una sonrisa. Él sabía que el hijo de Erminia, la bruja, no había estado perdido en el monte. Había pasado unos años en el pueblo vecino, en el que habían echado a los médicos y un único chamán llevaba cuarenta años recetando ungüentos hechos con yerbas, lodos y gusanos a todos sus habitantes. El pueblo se había visto diezmado. Muchos habían muerto. No creía que ese niñito hubiera aprendido nada bueno, nada que pudiera ni por asomo igualar a sus pastillas azules. Estaba tranquilo, sabia que los pacientes de don Ernesto eran más promiscuos y quizá tuvieran la tentación de probar, pero los suyos, no. Sus pacientes estaban encantados con sus modernas instalaciones, la simpatía de sus enfermeras y sus lustrosas y brillantes pastillas azules.

- Pues tienes un problema, Ernesto, resuélvelo tú. Esa vieja loca con olor a pis de gato nunca me ha quitado el sueño, y no lo va a hacer su hijo. Yo tengo todo bien atado. Cuida a tu clientela, y mejora el color de tus pastillas. Algunas destiñen y sabes que en este pueblo la gente quiere pastillas rojas o pastillas azules, pero no pastillas desteñidas.

Don Honorato tenía parte de razón. Los brebajes que preparaba la vieja bruja Erminia nunca fueron solución a los males del pueblo, eran los mismos brebajes que habían matado a la mitad del pueblo vecino y los que acabaron con la salud de toda la comarca hacia décadas. Lo que había empezado a vender el jovenzuelo no era más que lo mismo. No había ninguna posibilidad de que sirvieran para nada. Si la gente se iba en masa y hacia círculos en torno a la piedra donde pregonaba el nuevo charlatán, ya se cansarían, si compraban los tarros con las repugantes mezclas que preparaba, ya se darían cuenta, si sobrevivían, que no eran buen remedio.

A don Honorato quién realmente le preocupaba era Andrés.

Andrés era un joven doctor que había estudiado en las mejores universidades, había recorrido mundo y hacia unos años había vuelto a su pueblo a abrir una consulta. Lo que más le preocupaba de Andrés era su obstinación. Aunque había conseguido que el Alcalde no le diera los permisos para abrir en la calle mayor, Andres no tiró la toalla y logró reunir lo suficiente para alquilar una pequeña habitación en una de las peores calles del pueblo, donde recibía a todo el que se tomaba la molestia de llegar. Don Honorato se había encargado, tras acordarlo con don Ernesto, de sembrar entre los vecinos bulos y mentiras en torno al joven médico, ambos habían conseguido que el pregonero, tras hacerle un regalo que les costó un riñón, no hablara nunca  de él, lo ignorara, por lo que eran pocos en el pueblo los que sabían de su existencia. Además se daba otra circunstancia que favorecía a los dos viejos matasanos: Andrés no era un médico barato. Se había hecho traer del extranjero extraños y modernos instrumentos con los que estudiaba cada caso. Además él no vendía pastillas de un solo color, de hecho tenía muchas pastillas y de muchos colores, algunas, de color magenta, que elaboraba él, y otras que traía de otros pueblos siempre que hubieran sido probadas con éxito.

Lo que don Honorato y don Ernesto no sabían es que Andrés habia descubierto que las dos pastillas, las azules y las rojas, eran las mismas. Lo sospechó el día que vio a ambos viejos comprando pastillas blancas a un chino vendedor ambulante que las traía en su carreta cada primavera, pero no tuvo ninguna duda cuando mirando una madrugada por el ventanuco de la farmacia vio a ambos pintándolas a escondidas, cada uno de su color, mientras reían y disfrutaban de vino y las mejores viandas.

Solo era cuestión de tiempo que los vecinos acabaran encontrando el remedio a sus males y recuperarán la salud perdida. Andrés era paciente y obstinado, y sobre todo era un buen médico.





domingo, 23 de noviembre de 2014

UN AÑO EN EL CONSEJO DE DIRECCION DE UPyD

Justo en estos días se cumple un año de mi incorporación al Consejo de Dirección de UPyD, partido al que me afilié a los dos meses de su constitución en 2007, al que llevo dedicándole el escaso tiempo libre que mi trabajo y mi familia me dejan.

No sé si en estos días de tribulaciones, dimes y diretes, pretendidas crisis, mi relato puede interesar a alguien, pero yo siento la necesidad de hacerlo.

Era septiembre de 2013 cuando recibí la llamada de Rosa para pedirme ver en Madrid. Me encontraba disfrutando una semana de vacaciones en Navarra, pero no dudé en acceder a ella. Me escapé la mañana convenida, dejando a mis amigos y mi esposa con los que pasaba esos días en una casa rural de Íbero y la mantuvimos. Me ofreció formar parte de su candidatura al Consejo de Direccion que pensaba presentar en el II Congreso de UPyD que se celebraría en noviembre. Sin ninguna duda le agradecí su confianza y acepté el ofrecimiento.

Tras la proclamación del nuevo Consejo de Direccion, el sábado 2 de noviembre de 2013, por la tarde, mantuvimos la primera reunión. No me la esperaba. Menos aún me esperaba que el objeto de la misma fuera preparar el acto del día siguiente, y que Rosa nos pidiera opinión a todos sobre qué cosas creíamos que debería incluir en su discurso de clausura. Le dimos algunas ideas que apuntó con atención. Me sorprendió que Rosa, a la que creía autosuficiente en materia de discursos, tuviera ese gesto de humildad y mucho más la forma en que recogió los comentarios, con tanto interés y cuidado.

Un par de semanas después se produjo la primera convocatoria a una reunión del CD. En este punto debo reconocer que me encontraba muy preocupado. No preocupado por el papel que yo pudiera representar en él, no preocupado por decepcionar a Rosa, no preocupado por decepcionar a mis compañeros de Andalucía, no preocupado por no estar a la altura del órgano... Solo me preocupaba la posibilidad de descubrir algo que me decepcionara.

Acudí a la primera reunión del CD como habría entrado en la cocina del restaurante chino al que llevo yendo toda la vida. Con un miedo atroz a descubrir manos sucias tocando la comida, poca higiene y mala calidad en los productos, con pavor a reconocer haber vivido engañado durante siete años. Me aterrorizaba la idea de descubrir malas artes, impostura... Imaginarme que la sala de máquinas, las alcantarillas de mi partido, me pudieran cambiar para siempre mi visión sobre él me quitaba el sueño.

¿Ahora tendré que decidir si me trago mi idealismo? ¿Tendré que empezar a autoconvencerme de que el fin a veces justifica los medios? ¿Que el partido y su interés es prioritario al interés general? ¿Y si todo aquello que decimos de puertas para afuera es solo de puertas para afuera? ¿Me convencerán de que puede ser aceptable mirar para otro lado en determinadas circunstancias? ¿Me autoconvenceré de que para seguir ahí, en el puente de mando, no es un sacrificio tan grande taparme los ojos o la nariz alguna vez? ¿Cuánto duraré si digo lo que pienso?

Todas estas preguntas me atormentaban en esas primeras semanas....

Ha pasado ya un año y muchas reuniones, hemos decidido abrir expedientes disciplinarios, aprobar listas electorales, convocar procesos electorales internos, cambiar portavoces que se negaban a ser nuestra voz, hemos analizado resultados electorales, fijado posiciones políticas, marcado estrategias de comunicación, reaccionado ante traiciones inesperadas, discutido en torno a las crisis sobrevenidas..., y en todas esas reuniones jamás he tenido ningún problema moral, no he ocurrido nada de lo que temía. Al contrario, lo visto y conocido ha superado con creces mi nivel de exigencia ético. He aprendido que la democracia no es una forma más de tomar decisiones, es una forma de ser, algo esencial que o forma parte de los principios y las convicciones más profundas de las personas o no es. He aprendido que en democracia las formas, las reglas, no es que sean tan importantes como el fondo, es que son el fondo.

Siempre he salido de las reuniones con un pensamiento: "ojalá esta reunión la hubieran podido ver en directo, y sin que supiéramos que se retransmitía, todos los afiliados y todos los españoles".  Los primeros se sentirían muy orgullosos de que el barco de UPyD esté en estas manos y no otras, los segundos confiarían mucho más en un partido que no hace cuentas, ni pastelea, ni mercadea, ni compra o vende voluntades, que sólo tiene un propósito, regenerar la vida pública y ofrecer una oportunidad a España.. Ni se imaginarían la calidad de la madera con la que están hechas estas personas, empezando por Rosa.

En las reuniones del CD se debate, se oyen todas las posiciones, se disiente, y se argumenta, y entre los argumentos jamás, jamás, se ha esgrimido la primera persona del singular por parte de nadie, el interés personal nunca ha formado parte de ninguna decisión. Es cierto que algún ex miembro del CD no solía debatir, no solía disentir, ni abundar demasiado en explicaciones, parcas intervenciones siempre favorables y adelante. El hombre gris pensaba para mis adentros. Menuda sorpresa. ¡La de ira que tenía guardada...!

Particularmente Rosa jamás ha apelado a su autoridad moral para que la acompañáramos en alguna decisión, y por supuesto a ningún otro tipo de autoridad. Siempre ha tratado de convencernos con argumentos, los mismos que expondría en un acto público y de la misma forma, desde sus convicciones democráticas y morales. Sí,  Rosa Díez es lo que parece, dice en privado lo que dice en público, transmite creer en privado lo que transmite creer en público. Quien pretenda ver impostura o actuación se equivoca. Algún taco se le escapa de vez en cuando, es la única diferencia. Bendita diferencia, es humana.

No sé si a alguien le servirá esto. Pero yo tenia que decirlo. Algunos pensaran que miento o exagero, los que me conocéis sabéis que nunca miento. Aunque quisiera no me sale.



domingo, 16 de noviembre de 2014

PETROLEO, MEDIO AMBIENTE Y DEMAGOGIA

El delta del Níger es uno de los 10 ecosistemas litorales más importantes del mundo, y en él viven en torno a 31 millones de personas, la mayoría de las cuales dependen del entorno natural para ganarse la vida.

Allí también se encuentran enormes depósitos de petróleo, que el gobierno de Nigeria y empresas petroleras multinacionales llevan extrayendo desde hace decenas de años. El petróleo ha generado ingresos de aproximadamente 600.000 millones de dólares desde la década de 1960.

Pese a ello, muchas personas que viven en las zonas productoras de petróleo tienen que utilizar agua contaminada para beber, cocinar y lavarse y comen pescado contaminado con petróleo y otras toxinas. La contaminación causada por la industria petrolera está destruyendo los recursos vitales de los que dependen, pues mata los peces, sus larvas y fuentes de alimentación, perjudica su capacidad de reproducción y causa un daño inmediato y a largo plazo en los bancos de pesca. Se estima que hasta 2011 se habían vertido 13 millones de barriles de crudo (equivalentes a un vertido anual del petrolero Exxon Valdez durante los últimos 50 años).



La industria petrolera ha traído pobreza, conflictos, abusos contra los derechos humanos a la mayoría de las personas que viven en esta zona productora de petróleo.

En el Golfo de Guinea el negocio del petróleo también ha traído enormes riquezas a la región. En el caso de la dictadura ecuatoguineana desde que empezaron a explorarse los primeros pozos en la última década del siglo pasado, su PIB comenzó a crecer durante varios años sucesivos en torno al 33%, la Renta per Cápita pasó de 330 dólares por habitante en 1990, a 5.600 en el año 2.000. En 2010, habría alcanzado ya nada menos que 18.000 dólares. No obstante estos ingresos no han conllevado una sustancial mejora social, más bien lo contrario: según el Banco Africano de Desarrollo, un 70% de la población sigue viviendo bajo el umbral de la pobreza y la disparidad de ingresos entre ricos y pobres incluso ha aumentado. Entre otros impactos indirectos, los ripios o lodos de perforación de los pozos han tapizado los fondos marinos, otrora ricos en recursos pesqueros y marisqueros, reduciendo la biodiversidad y provocando un serio impacto en la pesca artesanal de la región.

Estos dos ejemplos son rotundos ¿Podemos por tanto decir que esto es lo que hace la industria petrolera en las zonas en las que se implanta? ¿Qué el petróleo es incompatible con la conservación del medio ambiente y los recursos naturales?

Antes de responder veamos otros ejemplos.

En Noruega la industria del petróleo comenzó el verano de 1969 cuando la compañía Phillips Petroleum Company Norway completó su última exploración en el campo de Ekofisk. La compañía estuvo a punto de abandonar el trabajo después de varios intentos vanos y se preparaba para empacar cuando hizo el descubrimiento masivo de petróleo. La producción se inició el 15 de junio de 1971 y el acontecimiento emprendió lo que hoy representa una de las más importantes industrias noruegas.

Hoy en día son 51 los campos activos petroleros y gasíferos en la plataforma continental de Noruega. En total, casi un 40 por ciento de los recursos petroleros descubiertos comercializables de la plataforma noruega todavía no han sido extraídos. Además, hay probablemente muchos campos sin descubrir. La Dirección General de Petróleo de Noruega estima que solo los recursos no descubiertos llegan a ser 7.300 millones de barriles. Aproximadamente unas 80.000 personas trabajan en el sector petrolero noruego en la actualidad, representando los hidrocarburos el 47 por ciento de las de exportaciones de Noruega. Noruega es el tercer exportador más grande del mundo, y la industria petrolera se encuentra en la vanguardia en cuanto a la tecnología y protección de medio ambiente. 




¿Y otros sectores económicos dependientes de una buena salud del ecosistema se han visto afectados por las perforaciones y explotación del petróleo? No lo parece. En 2013, Noruega, principal productor mundial de salmón, exportó 5.082 millones de €. Además de la acuicultura, la actividad pesquera en Noruega es muy importante, con cifras que rondan los 1.400 millones de € anuales. Otro sector muy sensible a la calidad medioambiental es el turismo, muy particularmente en Noruega en el que sus atractivos turísticos fundamentales están asociados al medio natural y el paisaje. El turismo a Noruega le aporta ingresos en el entorno de los 4.000 millones y el turismo ballenero 3 millones.


En Canadá el sector del petróleo representa aproximadamente el 8% del PIB, o lo que es lo mismo, unos 115.000 millones de €. En 2012, la industria de los hidrocarburos pagó la suma total de 14.000 millones de € en impuestos a los gobiernos federales, provinciales y locales y dedicó 48.000 millones de € a inversiones de capital para innovación y crecimiento. Esto ha permitido que Canadá sea un innovador a nivel mundial de nuevas tecnologías petroleras gracias a una pujante industria que exporta a todo el mundo nuevas tecnologías, nuevos productos y servicios. Hay 165 compañías de exploración y producción de hidrocarburos Canadienses presentes en 101 países en el mundo. En la actualidad el sector energético es el empleador privado más importante de Canadá. En conjunto el sector del gas y el petróleo emplea a más de 550.000 personas en todo el país, previéndose que para el 2035 haya generado 1.455.000 empleos.

Pero también el turismo es uno de los sectores más importantes de Canadá,  por encima de la agricultura, la pesca y la silvicultura juntos, con 12.200 millones de € de facturación anual solo por visitantes internacionales. El turismo y la explotación de hidrocarburos coexisten gracias a las normas medioambientales y operativas que regulan ambos sectores, permitiendo así la sostenibilidad. Sólo como botón de muestra decir que el turismo ballenero supone 150 millones de dólares anuales en Canadá.
  
La provincia canadiense de Alberta goza de una economía fuerte, basada en el petróleo y la minería, que supone el 36% del PIB, un PIB que alcanza los 125.000 millones de dólares canadienses, para que nos entendamos, 88.400 millones de euros (más del doble de Canarias). Alberta produce cerca del 70% del petroleo y del gas natural de Canadá. contando además del 97% de las reservas del país y el 75% de todo el crudo de Norteamérica. Esto es posible  básicamente gracias a las arenas de alquitrán o arenas de petróleo (Oil Sands). La mayor parte de arenas de alquitrán canadienses se sitúa en tres grandes yacimientos al norte de la provincia de Alberta que en conjunto ocupan 140.000 kilómetros cuadrados, lo que supone una amenaza medioambiental en una de las zonas con mayor riqueza natural de un país dominado por inabarcables extensiones bosques boreales (con un papel tan crucial en la regulación de la atmósfera terrestre como los bosques tropicales e innegable importancia para la biosfera).



La zona de yacimientos del noreste de Alberta, conocida como Athabasca, es explotada desde 1967, aunque ha conseguido un verdadero impulso en la última década, coincidiendo con el aumento sostenido del precio del barril de petróleo. Hasta el momento, la mayor parte del petróleo crudo sintético a partir de éstas arenas de bitumen es extraído sacrificando enormes extensiones de bosque boreal mediante las técnicas más agresivas de minería superficial que existen combinadas con técnicas que emplean vapor, agua a presión y disolventes para reducir la viscosidad del bitumen en el mismo lugar de la extracción.

El daño medioambiental es innegable. La cuestión es si es inaceptable, si es incompatible con la sostenibilidad medioambiental, o si puede llegar a serlo. La legislación en materia de protección y prevención medioambiental canadiense en relación con, por ejemplo, la europea, es muy laxa. El coste ambiental de la producción de hidrocarburos no está siendo debidamente repercutido a la industria, que no podría producir con los costes que lo hace de existir en Canadá una regulación tan sólo similar a la de responsabilidad medioambiental que la Directiva 2004/35/CE ha impuesto en Europa.

No cabe duda de que la gestión medioambiental de la industria petrolera de Alberta tiene un importante campo de mejora, y a ello deberán empeñarse en los próximos años y seguro que lo harán, como corresponde a una sociedad avanzada, pero pese a ello, considerando el conjunto de la gestión del territorio en esta provincia canadiense, no deberíamos hablar desde nuestra superioridad moral ambiental europea, porque quizá tendríamos que tragarnos más de un sapo.



En 2011 más de 35 millones de personas visitaron Alberta, donde se encuentran cinco de los quince sitios canadienses declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Los Parques Nacionales de Waterton Lake, Banff, Jasper, Elk Island y el de Búfalo de los Bosques son refugios de fauna y flora de primer orden a nivel mundial. Auténticos santuarios de la naturaleza y la vida salvaje, donde bisontes, caribúes, alces, renos, osos grises y negros, lobos, zorros, linces, pumas…y numerosas aves residentes y migratorias encuentran un espacio virgen, y una legislación que los protege como se corresponde a un país desarrollado, un país del primer mundo. En la vieja Europa la biodiversidad no es ni por asomo la existente en esta provincia canadiense.



En Canadá también se ha desarrollado la industria petrolera offshore, básicamente en la provincia de Terranova y Labrador, cuyos principales campos petrolíferos están ubicados mar adentro, en la zona del Gran Banco.

El sector del petróleo en Terranova, con 83.585.235 barriles en 2013, lo que equivale a unos 6.500 millones de €, ha contribuido de manera importante a la economía provincial en las últimas décadas. Ha generado empleo, aumentado los ingresos, ayudado a frenar la emigración y estimulado el gasto de consumo. La industria del petróleo offshore de Terranova invirtió 1.880 millones de € en  2012 en exploración y producción, y destinó 1.565 millones de € más a pagar impuestos en el año fiscal 2012/13.

Paralelamente se ha producido un aumento constante del número de puestos de trabajo creados por este sector. En 2012 creó 17.300 puestos, entre directos y derivados. El sector, y las personas a las que da trabajo, exigen servicios constantes a diario, desde la alimentación y el alojamiento hasta las actividades recreativas y el transporte. Muchos sectores no relacionados con el petróleo y el gas están experimentando un importante crecimiento derivado.

A ello se suma el que muchas empresas hayan podido diversificar y exportar sus productos y servicios a nivel internacional gracias a la experiencia de trabajo adquirida. De la misma forma el del petróleo y el gas es un sector muy exigente que ha contribuido al desarrollo de una mano de obra altamente cualificada. Esto ha permitido que empresas y profesionales de Terranova estén en estos momentos en todo el mundo desarrollando proyectos y contribuyendo a la economía canadiense. También es inevitable que la actividad de los yacimientos de petróleo en alta mar haya conducido a un importante crecimiento en el sector de I+D de la provincia y ayudado a posicionar a Terranova y Labrador como centro de excelencia en áreas como la ingeniería oceanográfica y las ciencias marinas.

Pero Terranova también tiene poderosas razones para conservar la calidad ambiental de su mar. Cuenta con un efervescente sector pesquero, que exportó productos pesqueros en 2013 por valor de 660 millones de € más una pesca desembarcada de 462 millones de €. Tampoco Terranova puede poner en riesgo su sector turístico. En 2013, con 497.900 visitantes, la facturación turística fue de 365 millones de € (13,5 millones de € en turismo ballenero).



Llegado a este punto, quizá sea bueno contextualizar y comparar cifras. La siguiente tabla lo pretende:
  


Noruega
Canadá
Terranova
España
Canarias
PIB (millones de €)
399.112
1.472.315
22.439
1.049.181
40.343
PIB per cápita (€)
77.239
41.814
49.320
24.300
19.806
Paro (%)
3
6,5
11,9
24,4
33,4
Producción (millones €)






Hidrocarburos
87.840
115.000
6.500
682
0

Pesca
1.400
4.000
1.122
1.693
18,8

Acuicultura
5.082
464
92
359
28

Turismo
4.000
12.200
365
115.000
6.000

Turismo Ballenero
3
150
13,5
21
12



¿Con estos ejemplos podemos decir que la industria del petróleo es ambientalmente aceptable? Pues tampoco. Lo que podemos decir es que la industria del petróleo, como otras tantas actividades humanas, es tan mala para el medio ambiente como los gobiernos corruptos de sociedades atrasadas le permitan, o tan buena como los gobiernos democráticos de sociedades avanzadas le exijan.

Las empresas petroleras llevan demasiado tiempo aprovechándose de las deficiencias del sistema de regulación existente en países en vías de desarrollo. No toman suficientes medidas para prevenir los daños medioambientales y no abordan adecuadamente el impacto devastador que tienen sus malas prácticas. Pero es el sistema de regulación y la inacción de los gobiernos a la hora de exigir a las empresas que rindan cuentas la clave de todo el problema. Ni la técnica, ni el conocimiento, ni el capitalismo, ni el mercado, ni la mala suerte condicionan un escenario u otro, sólo son los gobiernos y las sociedades a las que representan los que establecen los marcos.

Afortunadamente Canarias forma parte de España y España de la Unión Europea, y precisamente por eso existe todo un cuerpo legal de protección ambiental que establece las garantías que si bien no eliminan el riesgo de potenciales accidentes, si lo reducen hasta umbrales insignificantes.

No albergo ninguna duda de que nuestros constructores de aeropuertos sin aviones, urbanizadores del litoral, recalificadores de paisajes, apellídense Soria o Rivero, si tuvieran las manos libres, serían capaces de vender nuestro medio ambiente al precio que lo vende Obiang, pero no las tienen. En la Europa de 2014 no se pueden cometer locuras ambientales, o al menos es muy difícil hacerlo. Cosa distinta es que pensemos que nuestros umbrales de exigencia y capacidad de control de las garantías establecidas en las declaraciones de impacto ambiental se acerquen más a los guineanos que a los noruegos, pero no es así. De un marco legal protector, una sociedad vigilante y empresas con conciencia de su responsabilidad social corporativa que se juegan mucho más que dinero, no puede resultar una actividad incompatible con la seguridad medioambiental, y la explotación y producción de petróleo en el mar de Canarias no lo es por muchas pancartas, montajes fotográficos, tuits, asaltos de Greenpeace y referéndums ilegales se convoquen.



Canadienses y noruegos no ponen inconscientemente en riesgo sus recursos ambientales, de los que dependen tanto o más que los canarios y el resto de los españoles. De hecho el nivel de seguridad exigible a las instalaciones de exploración y  producción offshore de hidrocarburos es el que la industria desarrollada en estos países ha mostrado técnicamente posible.

En España los Hidrocarburos representan el 64,2 % de la energía primaria consumida y a pesar de su importancia, sólo producimos un 0,2% de lo que consumimos, debiendo importar más del 99,8%. El déficit de la balanza comercial energética en España es de 45.000 millones de € anuales, lo que supone casi el 4% del PIB nacional. Algunos estudios muestran que los recursos potenciales de gas (convencional y no convencional) en España son de 2.500 BCM (lo equivalente a 70 años de consumo en España) y los recursos potenciales de petróleo son de 2.000 MMBO (lo equivalente al 20% del consumo total de petróleo en España durante 20 años). Esto implicaría un impacto máximo superior al 4% del PIB, 250.000 empleos y una contribución a la balanza comercial próxima a los 40.000 millones de €.

¿Podemos renunciar a este potencial por razones ecorreligiosas, obviando la técnica, la ciencia y la capacidad demostrada de hacer las cosas bien cuando se exige y se controla que se hagan bien?

¿Y qué significa hacerlo bien?

Hacerlo bien es identificar todos los potenciales impactos y adoptar las medidas preventivas y correctoras necesarias para evitarlos. Los impactos de la actividad de exploración y producción de petróleo en el mar más importantes son los siguientes:

     Derrame accidental de combustible.
La posibilidad de un derrame de combustible importante se restringe a la rotura de los depósitos de combustible de la plataforma, derivada de un accidente grave que afectase a su integridad (como podría ser la colisión de una embarcación contra la plataforma y/o un blow out). La probabilidad de ocurrencia de un accidente de estas características es muy baja. Para poder evaluar las consecuencias de un derrame accidental, se realizan dos tipos de modelizaciones: estocástica (probabilística) y determinística (condiciones aparentemente más desfavorables). En el caso del Proyecto de Canarias se han abordado estas modelizaciones, e identificado los impactos sobre la calidad del agua, la fauna marina, particularmente los cetáceos, tortugas y aves, así como sobre la pesca, la costa y sus usos y actividades económicas y sobre los espacios protegidos cercanos. Y se ha llegado a la conclusión de que son tan bajos que pueden ser asumidos.

     Generación de ripios y la utilización de lodos de perforación.
Los ripios y lodos de las fases de perforación pueden estar contaminados o no contaminados. El vertido al mar de los no contaminados incrementará la turbidez del agua, modificará el hábitat de las comunidades bentónicas presentes y podrá provocar su enterramiento aunque el efecto es temporal y reducido debido al volumen limitado y a que la descarga se realiza directamente en el fondo, por lo que la dispersión suele ser reducida. El impacto de la deposición de los ripios sobre la fauna bentónica y su grado de supervivencia depende de su capacidad de migrar verticalmente hacia la superficie y del grado de tolerancia a la modificación de la granulometría del sustrato. Las poblaciones bentónicas presentes en la zona, a centenares de metros de profundidad,  no se verán afectadas significativamente debido a su capacidad de recolonización y regeneración, a la reducida superficie de afección y a la ausencia de especies protegidas. Los ripios y lodos agotados de las fases contaminadas no se vierten al mar, se han de separar en la plataforma y transportar a tierra para que sean gestionados por gestores autorizados.



     Impactos sobre los cetáceos, tortugas marinas y aves.
Las principales afecciones sobre los cetáceos y tortugas marinas son los efectos causados por la contaminación acústica y el impacto de un potencial derrame de combustible en la situación de emergencia más desfavorable, ya comentado. Para la evaluación del impacto acústico de la perforación sobre la fauna marina (cetáceos, tortugas marinas, pinnípedos y peces) se debe haber abordado un estudio específico de modelización de la dispersión subacuática del ruido siguiendo las directrices de Documento Nacional de Referencia «Impactos y Mitigación de la Contaminación Acústica Marina» Las fuentes de ruido son la embarcación de apoyo, el helicóptero y las operaciones de perforación, y ninguna de ellas produce niveles que pudieran dar lugar impactos significativos.

     Impacto por blowout.
Un blowout petrolífero o reventón petrolífero, es petróleo crudo o gas que sale de un pozo a la superficie a gran presión porque no se compensó bien la presión en el orificio del pozo. La probabilidad de ocurrencia de un blowout es muy baja, siendo según Patin (1999) de 1 × 10-4 y según el tratamiento estadístico de los datos del Mineral Management Service de EEUU para el periodo 1960-2006, de 6,9 × 10-5. En todo caso se debe señalar que en caso de ocurrencia el gas (en su mayor parte compuesto por metano) ascendería en la columna de agua hasta la superficie donde se dispersaría en la atmósfera. Debido a la baja solubilidad del metano en agua salina, no es de esperar un impacto significativo sobre la composición química del agua ni sobre la fauna. La probabilidad de blow-out catastrófico (o no controlable), que es la que produciría contaminación del agua con metano, es bastante más pequeña (del orden de 10-4) que la del blow-out controlable (del orden de 5·10-3).

     Impacto por generación y vertido de aguas residuales.
La descarga al mar de aguas residuales tratadas desde la plataforma de perforación y las embarcaciones de apoyo podría alterar la calidad del agua marina, afectando indirectamente a las especies marinas. Los procesos que pueden dar lugar a aguas residuales son varios: sanitarias, de cubierta, de sentina, salmueras, de refrigeración, de pruebas de producción y mezclas de agua con lodos. En todo caso deben ser tratadas y gestionadas conforme a la normativa.

Es necesario erradicar la idea de que las situaciones accidentales son consustanciales a esta actividad ya que los accidentes son evitables mediante la adopción de las medidas adecuadas y la gravedad de las consecuencias de potenciales accidentes puede ser minimizada mediante la adopción de mecanismos de respuesta adecuados. De hecho la perforación en alta mar tiene un umbral de seguridad del 99,999 % según la EIA (United States Energy Information Administration), siendo mucho mayor la cantidad de hidrocarburos que llega al mar a partir de fuentes naturales y los residuos urbanos e industriales que la que lo hace por perforaciones offshore.

En definitiva, el riesgo cero no existe. No existe en ninguna actividad humana, pero si es posible hacer las cosas de tal manera que se reduzca a niveles aceptables. Aceptables para una población racional, que esté dispuesta a conocer, a enfrentarse al análisis desde el rigor, a asumir su responsabilidad como ciudadano consumidor, una sociedad que no se deje llevar por los miedos, las proclamas, los territorios comunes, por políticos populistas y sobre todo una sociedad que no caiga en la incoherencia de rechazar la explotación de un recurso propio en condiciones de seguridad mientras no hace nada por evitar consumir ese recurso comprado a terceros que lo producen en condiciones de inseguridad ambiental cuando no de auténtico impacto severo sobre los ecosistemas y las poblaciones en países donde la falta de democracia no permite proteger ni a unos ni a otras.