Los resultados electorales para UPyD en las
pasadas elecciones andaluzas han sido nefastos. Obtener apenas algo más de la
mitad de los votos que en 2012 y llegar a un 1,9% no puede calificarse de otra
forma.
Hay muchas formas de analizar y explicar
estos resultados. Yo les propongo una de ellas.
Empecemos por los hechos:
Es un hecho que UPyD ha enfatizado en su
campaña su lucha contra la corrupción, y es un hecho que el PSOE ha revalidado
sus resultados pese a ser padre y madre de la desoladora corrupción andaluza,
por lo que cabría deducir que la corrupción no es un problema que preocupe
mucho a los andaluces, o al menos no lo suficiente.
Es un hecho que aunque las posiciones
políticas y el comportamiento como partidos de UPyD y Ciudadanos son muy
diferentes, a la vista y entender de mucha gente, de muchos líderes de opinión
mediática y una parte nada desdeñable de afiliados y simpatizantes de una y
otra formación sí tienen mucho en común, y en cualquier caso ocupan un mismo
espacio político, por lo que compiten por el mismo perfil de votante:
ciudadanos políticamente centrados, que buscan estabilidad, que temen aventuras
neocomunistas, pero han decidido no perdonar la corrupción bipartidista, al
menos esta vez.
Es
un hecho que Albert Rivera es un líder carismático, joven, bien parecido,
con buen verbo y que cae bien a la mayoría (el yerno perfecto).
Es un hecho que Rosa Díez es una política
veterana, que militó en el PSOE y con 30 años a sus espaldas.
Es un hecho que Ciudadanos no ha planteado
en el Parlamento catalán medidas concretas y radicales contra la corrupción ni
denunciado en los tribunales los numerosos casos de corrupción que salpican a
los Pujol, CiU y otros.
Es un hecho que UPyD no hace otra cosa y se
ha gastado ya más de 250.000 en querellas.
Es un hecho que Martín de la Herrán es un
joven abogado muy preparado, que ha denunciado implacablemente la corrupción y
ha estado haciendo propuestas políticas durante tres años, que sigue viviendo
de su actividad profesional y forma parte del proyecto político UPyD como
voluntario.
Es un hecho que Juan Marín es relojero,
líder de la asociación de comerciantes de Sanlúcar, que ha pasado por el PP, PA
y lleva 8 años como teniente de alcalde en Sanlúcar con su partido local CIS
sosteniendo al PSOE en la alcaldía y formando parte del gobierno municipal.
Es un hecho que en el único debate
televisado en que participaron ambos a juicio de la prensa fue Martín de la
Herrán el que lo protagonizó y ganó con rotundidad.
Es un hecho que UPyD se ha gastado 125.000
€ en la campaña y Cs 200.000 oficialmente.
Es un hecho que la campaña de UPyD ha sido
felicitada por numerosos periodistas especializados de distintos medios como
innovadora, original y muy atractiva.
Es un hecho que desde hace más dos meses
Albert Rivera (Ciudadanos no es otra cosa), ha ocupado decenas de portadas y
cabeceras en medios impresos y digitales nacionales, varios publirreportajes y
muchas entrevistas en prime time en todas las cadenas generalistas de
televisión y radio nacionales.
Es un hecho que UPyD en 7,5 años ha gozado
de tres portadas, a raíz de sus dos congresos y de la salida de Sosa Wagner.
Es un hecho que la cobertura mediática dada
a la campaña de Ciudadanos ha sido mucho más intensa y sistemática que la dada
a UPyD para quienes algunos medios ni existía.
Hay muchos más hechos, podríamos seguir,
pero mejor lo dejamos aquí. Ahora vamos al terreno de las posibilidades, de las
conjeturas, de las suposiciones, porque de alguna forma hay que llamar a esas
cosas que se saben pero no se pueden demostrar, por lo que es juicioso
escribirlas con cautela.
Quizá, sólo quizá, la oligarquía económica
catalana y española está muy preocupada con la deriva secesionista catalana.
Quizá, sólo quizá, la oligarquía económica
española está muy asustada con que el experimento de Arriola y el Grupo Planeta
para desgastar al PSOE se les haya ido de las manos, y haya crecido tanto que
pone en verdadero riesgo la estabilidad del país.
Quizá, sólo quizá, los propietarios de los
hilos que mueven las marionetas de los medios se han dado cuenta que el PP y
PSC no tienen ninguna posibilidad de crecer y ser verdaderamente decisivos en
Cataluña.
Quizá, sólo quizá, Isidro Fainé (Caixabank
y Repsol), prohombre del IBEX 35 y otros hayan pergeñado una solución
posibilista a ambas preocupaciones.
Quizá, sólo quizá, ya exista en la mesa un
pacto PP-PSOE-CiU-Ciudadanos sobre la base de dotar a Cataluña de un régimen
fiscal privilegiado, una especie de derecho foral catalán del siglo XXI y otros
gestos más simbólicos como llevar el Senado a Barcelona.
Quizá, sólo quizá, para que ese pacto sea
posible Ciudadanos debe crecer y tener un importante peso en el parlamento
catalán y español.
Quizá, sólo quizá, este pacto no se puede
hacer público hasta que pasen las catalanas y las generales.
Quizá sólo quizá, el episodio del Pub Kitty
sólo es un prólogo berlanguiano de esta historia.
Quizá, sólo quizá, a UPyD también le
plantearon inicialmente esa salida posibilista a la crisis catalana, y quizá
UPyD dijera que no, porque es un hecho que entre los principios de UPyD está
considerar que todos los ciudadanos españoles deben tener los mismos derechos y
obligaciones fiscales, que deben atender a sus condiciones económicas
personales y no al territorio en el que vivan.
Quizá, sólo quizá, esos hombres de negocios
metidos a estadistas de balances de resultados y reparto de dividendos,
entendieron que UPyD sería una molesta incomodidad para llevar a cabo su plan,
y una UPyD fuerte con 30 ó 40 diputados nacionales y presencia en todas las
CCAA, algo más que una molesta incomodidad, posiblemente un serio obstáculo.
Quizá, sólo quizá, sólo hace falta un
chasquido de dedos de quienes tienen el poder económico para conseguir decenas
de portadas, entrevistas en prime time y publirreportajes en todos los medios y
a todas horas.
Quizá, sólo quizá, sólo hacen falta esas
portadas, entrevistas en prime time y publirreportajes, para obtener 9
diputados, igual que sólo hace falta una tupida red clientelar y gritar como
una frutera de barriada “yo zoy Andalucía” para conseguir 47.
Quizá, sólo quizá, sólo hace falta repetir
el mantra: “Albert Rivera es joven y tienen grandes ideas regeneradoras y Rosa
Diez es una vieja ególatra anclada a su poltrona que no deja paso a las nuevas
generaciones” para que lo acabe comprando una buen parte de la sociedad y
afiliados del propio partido.
Quizá, sólo quizá, a falta de ERE,s,
Gúrteles, Bárcenas, financiación por países extranjeros, a falta de al menos un
solo caso de corrupción o algún lío de faldas, señalar como punto flaco de UPyD
la veteranía y la experiencia de su líder no sea demasiado difícil repitiendo
incansablemente y convenciendo a la sociedad de que ese es el verdadero problema.
Quizá, sólo quizá, el interés de un pacto
UPyD y Ciudadanos no sea inocente, aunque sí puede haber sido asumido por mucha
bienintencionada gente que crea que la suma de 1 litro de vino y 1 litro de
agua producen 2 litros de vino, y no dos litros de vino aguado.
Saquen sus conclusiones, y permítanme que
volvamos a los hechos.
Existe una enorme presión, continua y
sostenida en el tiempo desde hace mucho tiempo, para conseguir que UPyD se
disuelva en Ciudadanos, o para que lleguen a un pacto preelectoral, o para que concurran
juntos buscando lo que “les une”. La pregunta que debemos hacernos es si es
posible mantener los principios, la determinación de luchar sin cálculos contra
la corrupción, por la reforma sensata del Estado, por la igualdad de los
ciudadanos con independencia de la parte de España en la que vivan, y por los
derechos sociales, si es posible mantener la autonomía y la independencia de
UPyD, tras ese posible pacto.
No seré yo quien diga que muchos de los
afiliados y cargos públicos de UPyD que han hecho un trabajo impresionante
durante años por el partido si lo creen. Y no seré yo quien diga que han
renunciado a sus principios por el hecho de que vean bien esta posibilidad. Ni
lo digo ni lo creo.
Sí creo que algunos creen que las ideas se
defienden mejor estando que no estando, aunque para estar haya que renunciar a
parte de esos principios. Muchos se han apuntado también a la teoría del mal
llamado mal menor, del pragmatismo posibilista. Muchos creen que esta guerra
está perdida y han decidido tirar la toalla. Muchos con toda su buena voluntad
creen que UPyD está muerto si no claudica. Pero nadie puede salir de una
alcantarilla sin mancharse, incluso haciéndolo ya no merecería la pena, porque
no es posible defender lo que hay que defender, mantener sostenidamente la batalla
que hace siete años y medio decidimos emprender dejando el alma por el camino.
El fin nunca justifica los medios, en este caso menos que nunca. Si el objetivo
de UPyD hubiera sido puramente electoral, ganar elecciones, habríamos
construido un partido muy distinto a éste, habríamos hecho cosas diferentes a
las que hemos hecho, habríamos tejido también nuestra red clientelar, habríamos
entrado en los juegos del poder, nos habríamos cuidado de no pisar ciertos
callos, no habríamos intentado meter a Rato en la cárcel...
Sí creo que hay quien cree que es posible
ese pacto sin renunciar a los valores y principios de UPyD, algún osado incluso
cree que podríamos influir en ellos y corregirlos, hacerles compartir nuestros
valores, reeducarlos. Eso es para nota, y hacer gala de una ingenuidad infantil.
Nadie puede competir con un trilero jugando al trile y pensar que va a ganar.
En ese terreno son maestros los que llevan décadas jugando a la política local,
a la rancia política ibérica del cacique, apaños y tejemanejes en los reservados
del mejor restaurante del pueblo.
UPyD está genéticamente diseñado para
filtrar la corrupción, para evitar caer en malas manos. Eso nos ha hecho crecer
lento o no crecer, maltratar, a veces injustamente, a muchos afiliados que
querían representar nuestras siglas en sus pueblos y tenían prisa por hacerlo,
eso nos ha hecho decir que NO a afiliaciones masivas, a listas completas de
cabreados con sus anteriores partidos, a tránsfugas… Eso nos llevó a hacer
justo lo contrario que ha hecho Ciudadanos. Quizá nuestra política preventiva
ha sido uno de nuestros errores, es
posible, pero si hoy podemos decir 7 años 0 corruptos ha sido gracias a ello, y
no tenemos la culpa que para el electorado andaluz y seguro que el español, eso
no sea un plus electoral.
Este domingo estuve como apoderado en El
Puerto de Santa María visitando en ruta 5 colegios electorales. En cada uno de
ellos había 2 o 3 apoderados de Cs, miembros de la base social de
Independientes Portuenses, partido que durante 11 años estuvo saqueando el
ayuntamiento y acabó con un alcalde entre rejas y varios concejales condenados.
¿Alguien en su sano juicio puede pensar que los afiliados de UPyD tendrían la
posibilidad de ganar algún proceso de primarias ante tamaña red clientelar
interna? Hasta los propios afiliados de Cs que han llegado individualmente han
catado ya como se gesta la democracia interna cuando tienes 150 militantes que
a la voz de ya votan al jefe; y lo que les queda por catar, ahora que los jefes
van a tener presupuesto.
No soy conspiranoico, todo lo contrario,
pero tampoco creo en las casualidades. Claro que no creo que toda la prensa y
periodistas de relumbrón que abogan por el pacto Cs-UPyD estén en el enjuague de
Planeta, Prisa, Vocento y sus propietarios, los dueños del dinero. Algunos como
Pedro J. están porque no soportan la idea de no influir, de no tener parte del
timón de la política española como desde hace décadas ha tenido, y quieren
influir en esa tercera vía que desean, que todos deseamos, aunque sea una nueva
vía circular que lleva al mismo punto del que partimos con distintos
protagonistas y los mismos lamentables métodos y formas. Otros como Arcadi
Espada o Santiago González están donde están por antiguas filias y fobias
personales, miserias y grandezas del ser humano.
Vamos a hablar de asumir responsabilidades,
pues así es como se le llama en el diccionario de lo políticamente correcto del
mundo occidental a dimitir cuando se pierden elecciones, y más cuando se pierden
de una forma tan estrepitosa. Pero en este caso, con este panorama, ¿cuál sería
la verdadera forma de asumir responsabilidades? ¿Huyendo? ¿Dejando el partido
en manos de los posibilistas pragmáticos? ¿Eso sería asumir responsabilidades?
La responsabilidad es hacer lo necesario
por mantener el rumbo y el barco a flote. Personalmente me encantaría que
hubiera una persona joven y capaz que pudiera hacerlo mejor que Rosa Díez. Alguien
con la determinación de dar la batalla que hay que dar con el nivel de
exigencia que hay que darla. Estoy seguro que más pronto que tarde esa persona
surgirá, pero a día de hoy no la conozco. Rosa sí lo puede hacer, ha dado
ejemplo muchas veces y lo seguirá dando.
Asumir responsabilidades era decir NO al
chantaje del terror, y defender la libertad y la democracia donde había que
hacerlo y cuando había que hacerlo, sabiendo que ponía en riesgo su vida.
Asumir responsabilidades era decir NO a un apacible retiro dorado y muy bien
pagado en el parlamento europeo en la acogedora casa socialista y salir al frío
exterior a jugársela para seguir defendiendo sus principios: la igualdad de
todos los ciudadanos y la democracia. Asumir responsabilidades ahora es decir
NO a quienes la aconsejan echarse a un lado o le piden que entregue las llaves
al telegénico Albert, quedándose como venerable madre política a cama y sueldo de
la nueva España diseñada por los señores del IBEX, y en vez de eso gestionar la
enésima crisis de un partido pequeño, que quizá se convierta en más pequeño, en
el que posiblemente se producirá una sangría de militantes desencantados, que
quizá durante un tiempo llegue a ese estado de irrelevancia mediática pronosticado
por el gran estadista Enrique Calvet. Digo irrelevancia mediática porque
irrelevancia política desde luego no es un término adecuado para quien ha
marcado la agenda política española, sabiendo anticiparse a los acontecimientos.
Y por cierto, irrelevancia mediática ya la hemos sufrido aun habiendo sido la
cuarta fuerza política en las anteriores elecciones. ¿Y si resulta que los
cupones de la rifa de la relevancia o irrelevancia mediática se reparten en la Torre
Agbar, en Torre Picasso o en el paseo de Pereda de Santander?
Asumir responsabilidades también es mantener
vivo el proyecto político que justificó el nacimiento de UPyD y no
prostituirlo, mantenerlo vivo y preparado para estar ahí cuando el pueblo español
sufra su próxima decepción (es lo que tiene votar por aproximación). La madera
de la que están hechas las balsas de Podemos y Ciudadanos no es buena para la
travesía que se proponen, harán agua, y euros, más pronto que tarde y ahí
estaremos para seguir insistiendo a la ciudadanía que las soluciones de UPyD
son las soluciones adecuadas. Si en 2007 fuimos capaces de nacer y en 2008 de
abrir una pequeña grieta en el muro bipartidista, la situación hoy, pese a las deserciones,
pese a la sangría de desencantados, afiliados y diputados con prisas, o
eurodiputados felones es infinitamente mejor. Quisiéramos que fuera mejor aún,
pero es la que es y a ella tenemos que adaptarnos los que queramos seguir defendiendo
aquello que nos trajo aquí.
Lo que no es asumir responsabilidades es atender
al sólido argumento político: “Albert es joven y a la gente le gusta, Rosa es
vieja y a la gente no le gusta”. Ante tamaño ejercicio intelectual, por cierto,
que es ese mismo ejercicio que produce Susanas, Bonillas, Garzones, o Pdr Snchzs,
poco podemos hacer salvo recordar que se trata de gestionar un país, no de
ganar Gran Hermano.
Pensándolo bien Rosa no tiene motivos para
quejarse, a fin de cuentas solo es víctima de una campaña que la ha vendido
como vieja, ególatra y autoritaria, campaña que les está funcionando aunque no
tenga nada que ver con la realidad. Los que se empeñan en difíciles objetivos como
ella, en Rusia acaban enfermos por masticar polonio, en Venezuela en la cárcel
acusados de golpistas y en argentina suicidados en sus habitaciones. Definitivamente,
no debe quejarse…
Permítanme que para acabar les haga una
confesión: Esto de la política es muy cansado.
Nos llevamos sinsabores como el de este
pasado domingo, tenemos que soportar la incomprensión de propios y extraños,
las permanentes presiones, los dimes y diretes, los ataques gratuitos, la
despiadada exigencia de resultados que se escapan a lo que está en nuestras
manos…
Si alguien piensa que es que no tenemos
mejor cosa que hacer está muy equivocado. Lo que tenemos es un sentido de la
responsabilidad social que nos obliga a estar aquí. Y créanme, ojalá no fuera
necesario. Ojalá pudiéramos disolver UPyD mañana mismo.
En la partida de nacimiento de UPyD, su
manifiesto fundacional, ya incluimos su acta de defunción, sin poner la fecha,
porque ni la sabíamos ni la sabemos, pero la incluíamos ¿cómo?. Pues incluyendo
un compromiso que no verán escrito a ningún otro partido. Exactamente dice:
“UPyD sólo aspira a existir mientras sea necesario para resolver los problemas
que nos preocupan”. Así es, y eso es así porque somos un partido instrumental,
nacido para mejorar la vida de las personas, para regenerar la política y
lograr unos objetivos políticos, no para perpetuarse, no para ser un fin en sí
mismo, no para convertirse en una agencia de colocación, no para ganar
elecciones como sea.
¿Le podemos poner fecha a nuestra acta de
defunción? ¿Ustedes creen? Les juro que personalmente estaría encantado.
Me encantaría que PP o PSOE, que tienen
fuerza, enorme estructura, decenas de miles de afiliados, decidieran hacer por
nosotros lo que hay que hacer. Me encantaría que nos hicieran innecesarios, que
decidieran dignificar la política, revisar la arquitectura territorial, el
marco competencial para hacer de España un país viable y de Andalucía una
región de éxito, me encantaría que despolitizaran la justicia, que fueran
transparentes, que tomaran las medidas legislativas para erradicar de una vez
por todas la corrupción en vez de ampararla. ¡Claro que me encantaría que nos
hicieran innecesarios! Así nos liquidarían mañana mismo.
Me encantaría que Podemos planteara
soluciones sensatas, desde el conocimiento y el rigor, y no desde el populismo
y las ideologías trasnochadas, que solo han traído miseria y dolor a la
Humanidad donde quiera que se han probado. Me gustaría que Ciudadanos tuviera
principios, que no ampararan la corrupción moral, o el transfuguismo, que no
pensaran que los inmigrantes sin papeles no tienen derecho a la sanidad, o que
los habitantes de ciertos territorios deben tener una fiscalidad distinta al
resto, me gustaría que creyeran que la educación o la sanidad deben ser
recuperadas por el Estado como políticas básicas que han de garantizarse por
aquel que proclama el derecho y debe velar por él en toda España. Me gustaría
que supieran, como nosotros sabemos, que el fin nunca justifica los medios… ¡Claro
que me gustaría que no hiciéramos falta, que pudiéramos retirarnos y dejar a
otros hacer todo eso que hay que hacer!
¿Pero se acostarían ustedes tranquilos
sabiendo que han dejado el grifo abierto o el fuego de la cocina encendido? ¿Se
acostarían ustedes tranquilos dejando a sus hijos con un chimpancé borracho y
una pistola? ¿A que no?
Pues eso nos pasa a algunos, y nos debería
pasar a todas las mujeres y hombres de UPyD, que no nos podemos acostar
tranquilos viendo a España hecha unos zorros y sin nadie dispuesto a tomar las
medidas que hay que tomar. La conciencia es una pesada carga que algunos no
tienen que llevar, pueden andar por la vida libre de ese lastre, pero otros si
la tenemos, y los que la tenemos, cuando nos levantamos por la mañana y nos
miramos al espejo necesitamos saber que estamos haciendo lo correcto. No nos
podemos perdonar la desidia, el pasar, el “ya se arreglara”, el “qué más da”.
Y es que no sé si han reparado, pero miren
ustedes ahí fuera, echen un vistazo, España está llena de niños. Sí de niños
que merecen un futuro, que merecen un futuro en un país normal. En un país en
el que el paro esté en el 5%, igual que el fracaso escolar, igual que el
crecimiento, igual que la inversión en I+D, en el 5%. Un país en el que los
inmorales no nos gobiernen, en el que los delincuentes acaben en la cárcel y
los mentirosos ni sean presidentes del gobierno ni de una comunidad de vecinos,
un país que proteja a las personas de bien y no a los corruptos, un país que
ofrezca oportunidades de una vida normal a la gente normal.
¡Pues claro que no podemos dejar de existir,
ni podemos disolvernos en otra cosa y renunciar a lo que hemos venido a hacer!
¡Pues claro que vamos a seguir dando guerra, toda la guerra del mundo hasta
conseguir estos objetivos!
Está por ver si seremos los 10.000 de
ahora, 5.000 o 2.000, pero los que seamos debemos tener clara la guerra en la
que estamos, las dificultades del empeño y tener una resistencia al desaliento
que más quisieran los del Betis o el Atlético de Madrid. ¿Nos vamos a echar a
llorar? En este pequeño partido hay miles de hombres y mujeres que no saben echarse
a llorar, que han decido pasar a la acción, cambiar la barra del bar, el sofá
de casa, la barbacoa del domingo por trabajo en positivo, por el debate sano,
por la reflexión política, por las propuestas en los parlamentos que
contribuyan a mejorar la vida de las personas, o al menos a retratar en su
ignominia a quienes no hacen otra cosa que pensar en sí mismos o sus partidos,
en sus chiringuitos y pequeñeces.
Una última confesión; los políticos que usan
su poder político para hacer negocios me repugnan, pero los hombres de negocio que
usan su poder económico para hacer política me aterran.