sábado, 9 de abril de 2016

HOGUERA EN EL CORTIJO


Los hechos:
Alguien fotografió hace unos días una furgoneta de la Junta de Andalucía junto a una hoguera en la que se quemaban documentos en un parque público de Sevilla.

Las fotografías de la furgoneta, los restos del fuego y algunos documentos parcialmente quemados fueron facilitadas por ese informante anónimo al PP que a su vez lo denunció en el Parlamento andaluz el pasado martes, haciéndose eco la prensa de los hechos:

http://sevilla.abc.es/andalucia/sevi-junta-esta-quemando-documentacion-parque-publico-sevillano-201604051139_noticia.html
http://www.elmundo.es/andalucia/2016/04/05/57039aef22601df8258b45bd.html

 
El PP especula con la posibilidad de que se trate de documentos comprometedores relacionados con el fraude de la formación.
La Junta se defiende diciendo en un comunicado emitido por la tarde por la Consejería de Presidencia y Administración Local que los documentos quemados “carecían de valor”. Según la Junta, el material destruido estaba formado, “en su mayor parte”, por folletos, cartelería, trípticos y diversos catálogos de la Consejería de Agricultura que se almacenaban en unos almacenes del Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera (IFAPA) que se han “desalojados para ahorrar los costes de alquiler, trasladando los elementos más valiosos o de interés a las dependencias de la Consejería y destinando los objetos inservibles a su destrucción”. De acuerdo con la versión de la Junta, el material fue “llevado en un principio para su destrucción a un punto limpio”, pero “los trabajadores descartaron esta opción ante el temor a un posible incendio por los objetos de madera y otros objetos inflamables que existían en dicho lugar”.

Estos son los hechos. Especular sobre el contenido de los documentos no merece la pena. Las cenizas no hablan. Lo que sí podemos hacer es recordar las leyes de este país, esas que la administración tiene la obligación de hacer cumplir a los administrados y por supuesto cumplir, dando ejemplo.

La Ley 22/2011, de 28 de julio, de residuos y suelos contaminados, en su artículo 46, relativo a infracciones, establece: “3. A los efectos de esta Ley se considerarán infracciones graves, entre otras c) El abandono, vertido o eliminación incontrolado de cualquier tipo de residuos no peligrosos sin que se haya puesto en peligro grave la salud de las personas o se haya producido un daño o deterioro grave para el medio ambiente”. El artículo 47 relativo a sanciones, establece en el caso de infracciones graves multas desde 901 euros hasta 45.000 euros.

El artículo 137 relativo a infracciones y sanciones del Reglamento de Residuos de Andalucía publicado por el Decreto 73/2012, de 20 de marzo y la Ley 7/2007 de Gestión Integrada de la Calidad Ambiental, en su artículo 147, establece la misma infracción con una posible sanción hasta 30.051 €.

Y por último el artículo 103 de la Ordenanza de limpieza pública y gestión de residuos municipales de Sevilla establece como infracción muy grave “El abandono, vertido o eliminación incontrolada de cualquier tipo de residuo urbano” o en todo caso, como grave “El abandono, vertido o eliminación incontrolada de cualquier tipo de residuo urbano cuando por su escasa cuantía o cantidad no merezca la calificación de muy grave”.

Y sí, la quema de residuos mediante una hoguera en un parque público es una de las formas más burdas de eliminación incontrolada.

Además, si alguien tiene el tiempo suficiente podrá comprobar que la Junta de Andalucía tiene contratado el servicio de retirada y gestión de residuos de sus centros, por lo que no tiene mucha explicación que se utilice un vehículo público y un funcionario (perdón, seguro que no era un funcionario, ellos no se prestan a eso, sería un enchufado de la empresa pública), para deshacerse de unos documentos “sin importancia”.

Que además intenten explicar que en vez de llevarlo a un punto limpio decidieran quemarlo en un descampado es un insulto a la inteligencia de tal calibre que sólo se puede dar en una tierra inmunizada ante el escándalo, donde el PSOE tiene patente de corso y barra libre para hacer y deshacer. Ya está demostrado que no pasa nada en este territorio de impunidad.

Espero que alguien con los medios suficientes decida hacer la denuncia por infracción ambiental, y al menos por una vez a uno de los muchos AlCapones del puño y el capullo que anidan en los voladizos del cortijo andaluz se le desmonte el tinglado que la jefa Susana le ha dejado montar.

viernes, 25 de marzo de 2016

PALEOIZQUIERDA Y RELIGIÓN

¿Por qué la extrema izquierda española tiene esa animadversión militante contra la Iglesia católica?

Mantengo una tesis.

No es que no comparta principios. Tampoco los comparte con otras organizaciones, religiones y creencias, y no muestra con ellas tanta inquina.

Tampoco es que la historia, los hechos de la guerra civil española, la posterior complicidad de la Iglesia con el franquismo, la censura, la educación, los castigos de los jesuitas, el lavado de coco de la secta opusina, la forma en que han protegido durante décadas a sus monstruos pederastas..., les hayan hecho reconocer a un enemigo a batir. No es eso.

Mantengo que la causa es mucho más simple: las religiones no soportan competir con otras religiones. Y sólo de eso se trata. Desgraciadamente la paleoizquierda radical española es una religión, tan sectaria y dogmática como cualquier otra religión, y no tolera la competencia.

¿Cómo osa un simple cura de pueblo celebrar una asamblea todos los domingos y reúnir más gente que en las que se celebran en la casa del pueblo pese a que en esta se reparten peonadas y subvenciones en vez de pasar el cepillo? 

¿Cómo puede la Cofradia Nuestro Padre Jesús Nazareno, El Abuelo, de Jaen desde hace siglos tener ocho mil nazarenos penitentes, superando ampliamente la cifra de cualquier círculo de los que han surgido en torno al "núcleo irradiador" podemita?

¿Cómo puede Cáritas satisfacer las necesidades vitales de dos millones  y medio de personas, si ha leído bien, dos millones y medio de personas, necesitadas de ayuda en España?

¿Cómo puede la Iglesia mantener miles de misiones, que ofrecen educación, salud y alimento a las personas sin importarles el color de su piel, en recónditos, inhóspitos y peligrosos lugares del tercer mundo donde no llegan las caravanas solidarias de las miles de ONGs que han brotado como hongos al amparo de las subvenciones públicas en el primer mundo?

¿Cómo puede la Iglesia conseguir 250 millones de euros de contribuyentes voluntarios que deciden poner la x en su casilla de la declaración del IRPF?

¿Cómo puede la romería del Rocío congregar cada primavera a muchísimas más personas que las que ellos reúnen en Rodiezmo o en las manifestaciones del primero de mayo si también han probado a poner vino y música?

 

Sin lugar a dudas para una ideología que apela a las vísceras, no a la razón, cuyos economistas de cabecera son a la economía lo que los astrólogos a la astronomía, cuyos intentos de monopolizar los movimientos sociales son siempre fugaces gatillazos en las sociedades democráticas liberales, el hecho de que una organización que nació hace 2016 años y que ha cometido algunas de las mayores salvajadas en la historia de la humanidad, mantenga esta salud de hierro debe ser desesperante.

Podrán seguir asaltando capillas en tetas, podrán seguir disfrazando a los reyes magos de payasos, podrán seguir saliendo en las procesiones como hijos, no como alcaldes, podrán llamar fiesta de la primavera a la Semana Santa o fiesta de invierno a la Navidad, podrán seguir despreciando la realidad, podrán seguir haciendo el ridículo..., pero nada van a conseguir mientras no entiendan que el necesario laicismo es otra cosa. Laicismo es la seguridad de que los códigos morales religiosos no se imponen sobre la ley de los países democráticos ni la condicionan, laicismo es tener la seguridad de que el Estado garantiza que la religión no marca la vida pública, que no obliga a los ciudadanos a ningún credo y permite todos los credos en el ámbito familiar, laicismo es la única forma de defender a unas religiones de otras...

Para una ideología política que basa su razón de ser en la fe, la fe en que el ser humano pueda llegar a comportarse como una abeja en una colmena, la fe en que el hombre puede renunciar voluntariamente a su libertad a cambio de sanidad, educación y un plato de frijoles, la fe en un amado líder..., es normal que no tolere la competencia de este 15M de dos milenios de vida que lleva acampando durante siglos en centenares de miles de plazas del mundo, habiendo transformado sus tiendas de lona en templos de piedra y atrayendo a los temerosos humanos a sus asambleas dominicales.

A mí no me engañan, quieren cambiar los salmos por eslóganes, las hojas parroquiales dominicales por pasquines anticapitalistas, el Alabaré por la Internacional, las marchas procesionales por las militares, el miedo al infierno por el miedo a la libertad, la protección de Dios por la protección del Estado... Y todo eso lo quieren hacer porque no odian la religión, la envidian. No quieren eliminarla, sino sustituirla. No quieren ateos, sino fieles propios.

 

martes, 19 de enero de 2016

¿DEBEMOS DISOLVER UPyD?


En estos días hay una pregunta recurrente: ¿Tú estás de acuerdo con disolver UPyD o mantenerlo vivo?

La respuesta a esta pregunta tiene una fácil respuesta en función de lo que entendamos por UPyD.
Si por UPyD entendemos un proyecto político nacional con un objetivo reformista definido en nuestro manifiesto fundacional, resoluciones políticas y programas y sobre todo una forma de comportarse como organización en la vida política española, en el sentido de haber mantenido su autonomía y libertad, no haber cambiado el paso ante palos ni zanahorias, ni haber entrado en los sucios juegos de la política patria, sin lugar a dudas abogo por mantenerlo. Este proyecto no puede morir porque sigue siendo tan necesario o más que el primer día.

Si por UPyD entendemos un grupo menguante, pero grupo, de españoles comprometidos, que por diversas razones nos hemos encontrado en esta organización, y que hemos tenido y tenemos claro lo esencial, lo importante, si UPyD es un colectivo de ciudadanos que comparten principios y valores y una idea clara de lo que necesita este país, una comunidad política que ha tenido la enorme suerte de coincidir y reconocerse en estas siglas durante 8 años, sin duda eso no podemos dejar que se marchite, que se disperse, que desaparezca.

Si por UPyD entendemos una historia ejemplar, un legado político, una referencia moral, un enorme trabajo parlamentario, una trayectoria intachable, una rareza que los libros reconocerán, sin duda tenemos que mantenerlo limpio, impoluto, libre de toda posibilidad de mancha.

¿Por qué no podemos dejar que muera el proyecto político ni que se desintegre la comunidad ciudadana que se articuló en torno a él? Porque este proyecto sigue siendo necesario y volverá a tener una oportunidad cuando los actuales actores vuelvan a defraudar a la ciudadanía por enésima vez, y porque este grupo humano, la inmensa mayoría de este grupo humano, tiene un valor intangible incalculable. Porque ningún casting, ningún proceso selectivo de la mejor multinacional, podría haber seleccionado a tanta y tan buena gente mejor que lo han hecho estos 8 años de práctica y organización política. En UPyD he conocido a extraños a los que tras leerlos y verlos comportarse en reuniones, actos, campañas…, les daría con los ojos cerrados las llave de mi casa o el cuidado de mis hijos si los tuviera.

Ahora bien, si por UPyD entendemos una persona jurídica, una marca, unas siglas, un CIF, unos estatutos, una organización, unos consejos locales y territoriales, unas gestoras, unos carnets de afiliado…, ¿en tal caso cuál sería mi respuesta? Creo tenerlo claro, mi respuesta es que habría que mantener vivo a ese UPyD orgánico y jurídico si, y sólo si, esa fuera la mejor forma de mantener al UPyD esencial, el de las primeras tres definiciones, el UPyD del proyecto político, el UPyD de la gente y el UPyD de la historia.

¿Y lo es? ¿Es la mejor forma? Eso no lo tengo tan claro. Depende de las personas que se queden al frente y las fuerzas que les queden, pero también de las que se han ido y se irán, depende de lo que se haga y lo que se deje de hacer…, y a mi juicio hay algo que me temo que ineludiblemente hay que hacer: plegar velas, limitar a la mínima expresión la exposición a la intemperie, reducir el metabolismo, y mantener vivo el tronco y las raíces hasta que llegue la primavera. Símiles ecológicos al margen, esto se traduce en diseñar una mínima organización que aglutine a su capital humano, mantener viva la savia del debate y la reflexión política, quizá una cierta, muy selectiva y meditada iniciativa en materia de comunicación pública, ir alimentando un nuevo liderazgo que en ese magma surja de forma natural y matar todo lo demás, empezando por la estructura territorial.

Este partido tiene que entrar en hibernación, tiene que perder las hojas y ramas periféricas. Una organización obligada a garantizar el soporte vital de lo esencial no lo logrará si está preocupada de lo que a nivel local se pueda estar haciendo o deshaciendo, porque no tendremos medios humanos ni materiales para garantizar un mínimo control. Que esa hibernación se produzca manteniendo la personalidad jurídica o disolviéndola para renacer de otra forma a mi juicio es una cuestión menor. Que sea más fácil un futuro éxito con la misma marca o con una nueva, no tengo ni idea, doctores tiene la Iglesia del marketing y la comunicación política, y yo no soy uno de ellos.

Posiblemente, como tantas otras veces, los que siempre comprendieron lo que significa y vino a hacer UPyD entenderán esto, y aunque ahora no tengan claro qué es tácticamente lo mejor, estarán encantados de seguir formando parte de este colectivo latente, vivo, intelectualmente activo, políticamente fértil, velando armas para el futuro… Los que con este planteamiento se queden si cargo, órgano, estructura, y sientan que perdiendo eso lo han perdido todo, no lo estarán tanto. Y luego está esa inmensa mayoría, toda esa gente de buena fe, esos compañeros bienintencionados, voluntaristas, incombustibles, esos que en el minuto 89 de partido con un seis a cero en contra siguen arengando al resto gritando “¡vamos, que remontamos!”, ellos dudarán, al menos tanto como dudo yo.